Ciencia

Colapso de sumideros de carbono en 2023: un llamado urgente ante el aumento de las emisiones globales

En 2023, el mundo se enfrenta a una de las crisis ambientales más alarmantes en la historia reciente: un colapso temporal en la capacidad de los ecosistemas terrestres para absorber carbono. Este fenómeno coincide con un aumento sin precedentes en las emisiones de carbono, que han alcanzado la asombrosa cifra de 37.4 mil millones de toneladas. Esta situación plantea serias preocupaciones sobre la aceleración del calentamiento global y su impacto en el clima, creando un desafío urgente para los científicos, los responsables políticos y la sociedad en general.

Los ecosistemas más afectados por esta crisis incluyen los bosques boreales, la selva amazónica y la región del Congo. En los bosques boreales, la absorción de carbono ha disminuido más del 33%. Este dramático descenso se debe a una combinación de factores, que incluyen plagas, incendios forestales y la deforestación. En la selva amazónica, el panorama es igualmente desolador; las sequías récord, exacerbadas por el fenómeno de El Niño, han transformado esta región vital en una fuente neta de emisiones de carbono. El único ecosistema que continúa funcionando eficazmente como un sumidero de carbono es el Congo, que absorbe más CO2 del que emite, pero la estabilidad de este sistema también se encuentra bajo presión.

La relevancia de estos cambios no puede ser subestimada. El colapso de los sumideros naturales no ha sido adecuadamente considerado en muchos de los modelos climáticos actuales, lo que podría resultar en un calentamiento global más rápido de lo que se había anticipado. A medida que los ecosistemas terrestres pierden su capacidad para actuar como sumideros, la carga recae sobre los océanos, cuya habilidad para absorber carbono también está disminuyendo. Este deterioro se debe al aumento de la temperatura del agua y al deshielo de los glaciares, que afecta a corrientes esenciales como la Corriente del Golfo.

El derretimiento del hielo marino también tiene consecuencias inesperadas. Al exponer al zooplancton, que se alimenta de algas, a una mayor cantidad de luz solar, se corre el riesgo de que se reduzca la cantidad de carbono almacenado en el fondo marino. Este fenómeno ilustra cómo los ecosistemas interconectados pueden verse afectados por el cambio climático, generando un efecto dominó que agrava la situación.

En el hemisferio sur, la situación es igualmente preocupante. En Australia, se proyecta que sus suelos se convertirán en emisores netos de CO2 en las próximas décadas. Entre 2020 y 2045, se estima que las pérdidas de carbono en el suelo australiano oscilarán entre 0.014 y 0.077 toneladas de carbono por hectárea al año. Este incremento es especialmente alarmante considerando que, entre 2070 y 2100, las pérdidas podrían continuar con un rango de 0.013 a 0.047 toneladas de carbono por hectárea al año. En el caso específico del suelo agrícola, aunque se prevé una acumulación de hasta 0.19 toneladas de carbono por hectárea al año entre 2020 y 2045, esta tendencia se verá amenazada por el aumento de las temperaturas.

Los escenarios socioeconómicos futuros también son desalentadores. En un escenario sostenible (SSP1-2.6), se espera un aumento en la acumulación de carbono hasta 2050, seguido de una disminución. En un escenario intermedio (SSP2-4.5), las pérdidas de carbono podrían alcanzar 0.68 toneladas por hectárea entre 2070 y 2100. En el escenario más extremo, que se basa en el uso intensivo de combustibles fósiles (SSP5-8.5), se proyecta que las pérdidas de carbono serán más severas, con emisiones de suelo que podrían alcanzar hasta 0.123 gigatoneladas de CO2 equivalente al año.

En términos de emisiones de suelo, se estima que en Australia estas alcanzarán 0.064 gigatoneladas de CO2 equivalente al año entre 2020 y 2045, representando aproximadamente el 14% de las emisiones totales del país en 2022. La gestión adecuada de los rangelands y la restauración de comunidades vegetales nativas se presentan como estrategias esenciales para mitigar la pérdida de carbono. Sin embargo, estas soluciones requieren innovación, inversiones y políticas efectivas que no siempre están en el horizonte.

El colapso de los sumideros de carbono es una amenaza significativa para los objetivos climáticos globales. La incapacidad para modelar estos cambios con precisión podría resultar en un calentamiento global acelerado, lo que subraya la urgencia de abordar las emisiones de carbono y proteger los sumideros existentes. La selva amazónica, que ha sido uno de los sumideros más grandes del mundo y vital para la absorción de carbono, ha empezado a emitir más CO2 del que absorbe debido a la deforestación y las sequías, una señal alarmante para los climatólogos y la comunidad internacional.

Las implicaciones de este colapso son vastas y profundas. Un aumento en las temperaturas globales podría resultar en eventos climáticos extremos más frecuentes y severos, como sequías prolongadas, inundaciones devastadoras y huracanes más intensos. Además, la pérdida de biodiversidad se acelerará, lo que afectará no solo a los ecosistemas, sino también a la seguridad alimentaria y al bienestar humano. Las comunidades que dependen de estos ecosistemas para su sustento se enfrentarán a desafíos sin precedentes, lo que podría generar crisis sociales y económicas.

Frente a esta crisis, es fundamental que los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad civil trabajen de manera conjunta. Es imprescindible la implementación de políticas más agresivas para reducir las emisiones de carbono, proteger y restaurar los ecosistemas naturales y fomentar la innovación en tecnologías sostenibles. La educación y la concienciación pública también jugarán un papel crucial en la movilización de la acción colectiva necesaria para hacer frente a este desafío global.

La ciencia ha demostrado que es posible revertir el daño causado, pero para ello se necesita una acción decidida y coordinada. La protección de los ecosistemas existentes, así como la restauración de aquellos que han sido degradados, es esencial para asegurar un futuro sostenible. Los sumideros de carbono deben ser priorizados en las agendas políticas y en las estrategias de desarrollo económico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba